Un anónimo me criticaba y me aconsejaba leer a Chaves Nogales para salir de mi sectarismo izquierdista en temas de la Guerra Civil. Mira tú por donde fui a mi biblioteca personal y me fotografié junto a una novela suya. El anónimo me llamó ignorante y analfabeto; primero; por cometer faltas de ortografías y; segundo, por decir que A sangre y fuego es una novela. En efecto, A sangre y fuego sí que es una novela (el ignorante es él), quien parece no leer a Chaves Nogales es el anónimo en cuestión. Qué típico es aconsejar leer esto u otro aquello sin saber muy bien de lo que se está hablando. Es muy fácil acudir por Internet a la sinopsis de cualquier libro y sacar pecho aduciendo conocer la obra completa. En fin, nuestro anónimo no es más que un liante.
Pero hay más, hace unos días me he acordado que entre mis pertenencias literarias se encuentra otro librito de Chaves Nogales
Es la primera edición (2012) de La España de Franco. Según la propia sinopsis:
Entre 1938 y 1939, Manuel Chaves Nogales realizó una serie amplia de colaboraciones con el semanario francés L´Europe Nouvelle, en las que hizo una prospección del que ya a todas luces iba a ser el bando vencedor en la guerra civil española. Sólo disponibles originalmente en su versión francesa -traducidos para esta edición por Yolanda Morató-, y con una interesante mezcla de lo que ha pasado y lo que está por venir, los artículos nos presentan progresivamente las posibilidades de conformación de la que en varios momentos el propio periodista llama ya “la España de Franco”...No entendemos esta "beatificación" hagiográfica a la que se le está sometiendo a Manuel Chaves Nogales, y tampoco entendemos cuales son sus méritos incontestables para que se le quiera honrar en el callejero madrileño.
Chaves Nogales puso pies en polvorosa y decidió auto-exiliarse, asunto que nosotros no pensamos criticar de manera alguna, cada cual allá con su conciencia. Se nos ocurre otro nombre de un periodista represaliado por Franco que tiene más méritos para ser honrado con el topónimo de una calle: a Javier Bueno se la tenía jurada el fascismo y hasta que no lo asesinaron no quedaron conformes. Pero hay muchos má periodistas que se quedaron en España defendiendo al gobierno de la II República que tienen mucho más méritos que Chaves Nogales.
La equidistancia "exquisita" está usando a Manuel Chaves Nogales como punta de lanza para argumentar que los dos "bandos" de la Guerra civil fueron igual de criminales y que por lo tanto no merece la pena defender a ninguno. Quien tendría la razón y la moralidad suficiente para ser tomados en cuenta sería la terecera España. A Chaves Nogales lo han colocado artificialmente como uno de los máximos representantes de esa supuesta tercera España.
Parece que los defensores de la otra opción no leen bien al periodista madrileño. O no lo quieren leer bien. Es cierto que Nogales criticaría los excesos de ambas retaguardias, escesos más que comentados por la historiografía. Pero veamos que escribía Nogales:
Los pueblos castigados soportaban difícilmente aquellas expediciones de los desertores del frente, y, celosos de su lealtad al régimen republicano, reclamban del gobierno que impidiese aquel azote. Pero el gobierno poco auxilio podía prestarles. todas las fuerzas con que contaban estaban en los frentesy cuando los hombre de la Columna de Hierro se presentaban en un pueblo, las autoridades locales tenían que pactar suministrándoles cuantos les pedían...Pag, 117
..El gobierno se decidía a acabar con el bandidaje de aquellas columnas de desertores del frente que asolaban el país. Se enviaron fuerzas de la guardia republicana para que los tuviesen en jaque... Pag 133.
Este fue el problema de la retaguardia republicana, problema que hace años historiadores con Reig Tapia, Espinosa Maestre, Viñas, etc, etc pusieron de relieve y que gracias al pseudorevisionismo de los "moas" y adláteres han vuelto a poner en cuestión. El gobierno de la II República tuvo que luchar en varios frentes y a contra reloj para poder hacer frente al fascismo: conseguir armas; crear un ejército regular partiendo desde cero; acabar con la revolución anarcosidicalista; los asesinatos y las checas, y sortear al comité de No Intervención. Y esto como es lógico lleva su tiempo.
La intoxicación suele ser efectiva, y se basa en crear dudas sobre tesis que se asientan en conclusiones más que lógicas. El gobierno republicano era el primer perjudicado por los asesinatos de su propia retaguardia. La derecha era muy habil en denunciar los desmanes de los leales y como es lógico el Comité de No Intervención tomaba buena nota de ello y se reafirmaba más aún en el bloqueo armamentístico. Esto hace años que se sabe y que se ha escrito abundantemente sobre ello, pero aún así la propaganda neofranquista y/o derechista sigue sembrando dudas.