Tal vez esta imagen pueda explicar el porqué de muchas cosas:
Aquí vemos a Santiago Abascal y a Gustavo Bueno en la Escuela de Verano de Denaes en 2012. Los dos personajes escribieron un libro al alimón, En Defensa de España (2001). Si el gran gurú, del materialismo filosófico no le hacía ascos al boss de Vox, no es tan extraño que Ivan Vélez haya recalado en la formación ultra y sea candidato por Cuenca.
Leíamos en un artículo publicado en la web de DENAES que...
...Vox desde la derecha [ULTRADERECHA en el mejor de los casos] y los materialistas filosóficos desde la izquierda [más bien sería pseudoizquierda nacionalista] coinciden en un firme rechazo hacia el sistema autonómico y la descentralización política que implica.
También les une reclamar una política más restrictiva en materia de inmigración, en especial con la procedente de países musulmanes. “Debemos ser muy conscientes de que hay determinado tipo de inmigración que puede ocasionar graves problemas. En una España con un viraje feminista bastante evidente, la integración de señores que practican la Sharia (ley islámica) es muy complicada”...
Hablando en plata, lo que les une a los discípulos de Bueno y a los ultras de Vox, es una islamofobia impertinente. Hoy nos hemos enterado de que la asociación musulmana Watani de Reus ha denunciado en el juzgado de guardia por un delito de odio al secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, por haber dicho que "el enemigo común es la invasión islamista". O echamos con los votos a estos haters españolistas o el futuro de España es muy negro.
Volviendo al vídeo de arriba: durante un programa de televisión, muy artesanal (que se distribuía por YouTube) y que les duró poquísimo, Zafarrancho TV, Iván Vélez y Santiago Armesilla -ambos de la misma cuerda- junto a otros personajes más impartían sus ideas por la Red de redes.
Algunos de estos vídeos son infumables. Solo quiero rebatir dos puntos de vista de uno de ellos. Santiago Armesilla, llama extrañas a las banderas del país Vasco y a la estelada de Cataluña; aquí demuestra su inquina con las nacionalidades españolas, que existen por mucho que les estropee su visión mirífica de la España autoritaria que ellos añoran. Armesilla no entiende que como el artículo XIII de la II República no permitía un estado federado, exista hoy en día los que pedimos una III República federal o confederada "agitando" banderas tricolores, debemos de ser unos ignorantes o tenemos muy mala fe, argumentan.
La verdad es que hay que ser muy poco racional para argumentar así. Agitamos la bandera tricolor en recuerdo a la primera democracia seria de España y a la vez pedimos la III República, no pedimos reeditar la II República, que a pesar de las derechas el Gobierno progresista de la II República le condeció la autonomía a Cataluña y el 1 de octubre de 1936 se la concedía al país Vasco, también tenía previsto concederle dicha autonomía a Galicia y Andalucía.
Aunque les parezca mentira a estos filósofos, los que agitamos la tricolor no queremos matar a curas, tampoco prohibirle a la Iglesia "ejercer la industria, el comercio o la enseñanza" (Artículo 26, punto 4 de la Constitución de 1931). Con esto quiero decir que sabemos que fue la II República. Para llegar a la III República haría falta un proyecto constituyente y ya se vería como sería esa república. Mientras tanto seguiré ondeando la tricolor en reclamo de la III República (no hay dos sin tres)
S
eguimos para bingo. Aquí, en este otro vídeo, Santiago Armesilla dice que la I República fue federal y que no duró ni un año, y un compañero suyo dice que hasta llego a ser cantonalista:"Cantón de Cartagena". Que duró muy poco es cierto, pero la I República mientras estuvo vigente. ni fue feferalista ni cantonalista. Es cierto que..
...El Gobierno centrista de Pi I Margall intentó aplicar una política de separación de la Iglesia y el Estado, implantar la enseñanza obligatoria y reducir la jornada laboral, así como enfrentar una pobre reforma laboral.
Ninguna de esta medidas llegará a buen puerto, boicoteadas en las cortes y atacadas por los patronos y los latifundistas. En cuanto al programa federal, casi utópico, pretendió crear un Estado dividido en once cantones y cada uno de estos dividido a su vez en municipios. cuando el proyencto entró en el Congreso el 18 de julio era demasiado tarde, los acontecimientos se habían adelantado nuevamente. Hartos de que no se avanzaba en ningún frente, los republicanos de izquierda, llamados "intransigentes", apoyados en muchas ciudades (...) se habían levantado creando cantones.
El 12 de julio estalló la insurrección de Cartagena. los federales al mando del diputado antonio Gálvez tomaron el Ayuntamiento y se apoderaron de la ciudad (...).
El cantonalismo se extendió como la mancha de aceite a otras ciudades; Málaga, Valencia, Castellón Sevilla, Cádiz Alicante Granada y Salamanca. Pi I Margall acusado de connivencia con los cantonalistas, dimitió y su lugar fue ocupado por Nicolás Salmerón. Salir del fuego para caer en las brasas. El mundo tricolor. Mazariegos y MorenoLa I República pretendió ser federalista, ordenada por cantones -como la República Federal de Alemania o Suiza -, pero no pudo organizarse de tal forma porque la Constitución no llego a ser aprobada. El general Pavía fue enviado a Andalucía y Martínez Campos a Levante. Los dos generales acabaron con la insurrección cantonal, excepto con la de Cartagena que resistió seis meses más. Pero oficialmente no hubo ningún cantón en la España del siglo XIX.
La I República llegó en un contexto muy complicado. El día 11 de febrero de 1873 Amadeo I abdicó entregándole el escrito de abdicación a Ruiz Zorrilla. En el congreso después de un ardoroso debate se tomó la decisión de formar la I República. Por aquellos días los carlistas batallaban en tierras españolas; los militares, donde apenas encotrabamos a liberales, conspiraban incesablemente, como era costumbre en ellos; las oligarquías caciquiles mangoneaban a los obreros con medidas harto injustas, y para mal de los males, el Tesoro español estaba arruinado y las potencias extranjeras no querían reconocer el nuevo modelo de Estado.
La I República acabó igual que la II Republica, por mediación de la bota militar: hubo problemas en las dos repúblicas; si, ¿acaso no los hubo en los periodos monárquicos? ¿Fueron las monarquías un bálsamo de aceite? Evidentemente no, precisamente las dos repúblicas llegaron pacíficamente debido a las debilidades monárquicas, y posteriormente fueron abortadas manu militari. Las monarquías no tienen un halo mágico que las haga más apetecibles, ni las Repúblicas son esos demonios que arruinan a sus paisanos. Hay que saber analizar los contextos y las circunstancias.
La historia de Europa con sus monarquías y repúblicas están llenas de periódos trágicos. Dos guerras mundiales nacidas en su seno; proliferación de las dictaduras autoritarias (Italia en 1922, Bulgaria en 1923, España en 1923 y en 1936, Lituania en 1926, Polonia en 1926, Portugal en 1926, Yugoslavia en 1929, Hungría en 1932, Alemania en 1933, Austria en 1933, Estonia en 1934, Letonia en 1934, Grecia en 1936 y Rumania en 1938. ); nazismo, fascismo. Italia era una monarquía en 1922 y Alemania era un república en 1933. Los dos paises padecieron regímenes totalitarios.
Tampoco el Régimen borbónico del 78 tiene la fórmula mágica de la paz: Sencillamente salíamos de una dictadura asesina proclamada gracias a una larga Guerra Civil. En casi el resto de Europa tambien ha sido el periodo más largo de paz. Ni González, ni Juan Carlos I o Adolfo Suarez fueron unos grandes estadistas. Hicieron lo más fácil, olvidarse de todo y no mirar bajo las alfombras. Se aprovecharon de la bonanza europea y a la vez sucumbieron -en su tiempo- a las crisis sitémicas del capitalismo.
En España los militares aprendieron, en algunos casos a regañadientes, a mantenerse en sus cuarteles. Y en el resto de Europa la II Guerra Mundial había dejado una huella indeleble y no estaban para sobresaltos.
Para Manuel Núñez Encabo -catedrático de Ciencias Jurídicas. Fue diputado del PSOE entre 1979 y 1993-, la Transición española que transformó España es "única en el mundo y de la mejor Historia de España, en momentos mucho más difíciles en todos los ámbitos que los actuales". Según este expolítico tenemos que saber y valorarla porque "ha dado lugar a la etapa de mayor progreso económico y social, y convivencia pacífica que llega hasta nuestros días, y cuyos frutos deben desarrollarse sin ninguna ruptura de nuestra mejor etapa histórica". Esta es la prodigiosa y maravillosa visión de la Transición con la que nos han bombardeado durante cuarenta años.
Es fácil llegar a la conclusión que aquellos actores difícilmente podrían haber hecho otra cosa. Hay que pensar que los jueces, la policía y el Ejército eran los mismos en 1970 que diez años después. No por ello nos tienen que vender la moto y querer hacernos ver que la Transición fue idílica, porque no lo fue. Este proceso estuvo bañado en sangre (terroristas fascistas y de extrema izquierda asesinaban sin ningún pudor) y fue culminado con un fascista con tricornio y armado con una pistola en el Congreso de los diputados. La paz y progreso económico fue a la par en Europa. Es cierto que aquel contexto fue difícil, más hicieron lo más fácil y hasta lógico: plegarse a las oligarquías financieras, seguir privilegiando al Ejército y a la policía (la última medalla que recibió el torturador Billy el niño es de 1982), y reciclar a los jueces: el Tribunal de Orden Público, que tanto le mola a Felipe González, pasó a denominarse Audiencia Nacional.