Stanley G. Payne es el historiador extranjero más aclamado y celebrado por la derecha Española. Desgraciadamente para la derecha este hombre ha perdido totalmente el norte. En febrero de 2018 afirmó en una entrevista que en España no existía la derecha, cuando la realidad era bien distinta, por aquellos días existían dos partidos en el espectro derecho con representación parlamentaria (PP y C's). Si un historiador puede hacer ese tipo de análisis es porque su pensamiento político es el mismo que el de un radical y un extremista. Hoy tenemos a tres partidos buscando votos entre la derecha con un discurso bastante fuerte, aunque hay que reconocer que Vox se lleva la palma.
Este 20 de marzo pasado de gira presentando su último libro, este gentil señor rizó el rizo y fue mucho más allá. En el el 36 no hubo golpe de Estado ninguno:
No fue un golpe de Estado en sentido estricto. Es decir, no pudo ser un golpe para acaparar los resortes directos del poder en Madrid. Fue una imposibilidad física, militar..."Fue un golpe de Estado chapucero y muy sangriento. Chapucero, porque la principal plaza, Madrid, que era donde se encontraba el Gobierno de la II República, se daba por perdida de antemano: sabían que iban a un conflicto armado, de ahí la importancia de pasar a la Legión y a los moros a la península, de ahí que se compraran en la Italia fascista más de cuarenta aviones de guerra con sus correspondientes pertechos; de ahí que la columna de la muerte, como la bautizó Francisco Espinosa Maestre, fuese a paso de caracol pasando a fuego y cuchillo todas las plazas que tomaban. Esa extrema lentitud dio tiempo a que Madrid preparase su defensa, que el Gobierno saliese a refugiarse a Valencia y a que llegaran las Brigadas Internacionales. Hitler invadió Francia en 40 días.
Prosigue Payne diciendo que la República fue democrática hasta victoria del Frente Popular:
"...El régimen empezó como una democracia, y lo era en los primeros años. Durante la mayor parte de su vida, hasta la victoria del Frente Popular, era un régimen democrático y luego el Gobierno perdió la ley y el orden, con muchos actos arbitrarios. A pesar de la enorme censura de prensa, de los recortes en la libertad de expresión, y de los muchos defectos que hubo, seguía siendo más que cualquier otra cosa un régimen democrático desde el comienzo hasta las elecciones del año 1936.El problema de Payne es que ignora trabajos bien documentados y concienzudos como los de Eduardo González Calleja (sobre la violencia política), que demuestran que durante la primavera del 36 no había dejadez por parte de las administraciones gubernamentales.
Para Payne el Frente Popular acabó con la democracia..
...Con el rechazo de la aplicación de la ley y la Constitución. Se alentó a llevar a cabo toda clase de atropellos de la ley y el orden, actos revolucionarios, toda la violencia política, las ocupaciones de propiedades, de tierras, en esos cinco meses anteriores a la Guerra Civil. Ante esto, mucha gente semimoderada se dio por vencida. Una parte considerable de los demócratas acabó en contra de la revolución y más o menos al lado de Franco en la Guerra Civil. Esto es algo que se ha escondido, pero que es una realidad. Lerroux, Ortega y Gasset, Marañón… tuvieron que cambiar de posición política durante el curso de estos sucesos. La lista, la serie de atropellos cometidos durante esos cinco meses, no tuvo parangón en otro país fuera de la Rusia de 1917. España batió todos sus récords.El Frente Popular (PSOE, PC, y los partidos republicanos) fue una coalición de cara a las elecciones y no una conjución revolucionaria, por eso no se puede hablar de que el Frente Popular "Se alentó a llevar a cabo toda clase de atropellos de la ley y el orden". Las huelgas y los enfrentamientos no ocurrían bajo un mismo mando, cadas organización política tenía sus propias directrices. Además, el Gobierno o los distintos gobiernos surgidos de las últimas elecciones republicanas fueron formados extrictamente por partidos de centro izquierda republicana: el PSOE o el PC no entraron en ningún gobierno, y mucho menos los anarquistas que lo único que hicieron fue votar a favor del Frente Popular para pararle los pies a las derechas.
De la fórmula de la violencia y de la agitación en las calles, Payne sus adlateres tienen la dichosa manía de hacer desaparecer a la derecha y al terrorismo de Falange. Si decimos que la primavera del 36 fue muy sangrienta y excluimos a las derechas, a Payne le quedará una historia muy bonita, pero a la vez igual de falsa. Si el Ejército se mantiene fiel a la II República cualquier cosa hubiera podido pasar, pero ni una revolución bolchevique ni mucho menos una Guerra Civil con premio al final.