Según el flamante director de la Oficina del Español, el Sr. Toni Cantó, Hernán Cortés, por lo tanto España, liberó a América del canibalismo de los mexicas de Moztezuma. Habría que apuntar que ese canibalismo no era cosa solo del poder imperante:
Uno de los temas más controvertidos sobre la realidad de la América indígena es el que hace referencia a las descripciones y acusación de canibalismo de que fueron objeto multitud de culturas nativas en el momento del contacto con el mundo occidental. Desde los Caribes descritos por los primeros Taínos que informaron a Colón, pasando por los Aztecas, los Chichimecas del norte de Méjico, los mayas de Yucatán, los Tupinambas de Brasil o los Guaraníes de Paraguay. ANTROPÓFAGOS CON ESPADA: LOS LÍMITES DE LA CONQUISTA. Pág.257.
Pero sería justo apuntar que por parte conquistadora también se produjo cierta antropofagia:
La práctica del canibalismo por parte hispana, utilizando exclusivamente víctimas indígenas es lo que denominamos como exocanibalismo violento, por cuanto las víctimas no pertenecen al mismo grupo social de los verdugos y además se utiliza el asesinato para adquirir el humano alimento. Cualquier estudio en profundidad revelaría seguramente que estos son los casos que con mayor frecuencia se produjeron y donde se evidenciaría un etnocentrismo de supervivencia llevado a sus últimas consecuencias. La condición básica para que se de esta circunstancia es evidentemente la presencia del indígena, al lado del conquistador, presencia fácilmente constatable en gran parte de los acontecimientos históricos del período de conquista. Como ejemplos de esta categoría se pueden citar varios: Entre ellos un episodio recogido por Gonzalo Fernández de Oviedo sobre el viaje de Juan de La Cosa a Urabá en 1504, en su intento de ocupación de la Tierra Firme. Después de múltiples correrías, destruyendo y esclavizando todo lo que se ponía por delante, algunos de sus hombres;
"viéndose en extrema necesidad, mataron a un indio que tomaron, e asaron el asadura, e la comieron e pusieron a cocer mucha parte del indio en una gran olla, para llevar que comer en el batel donde iban los que esto hicieron. Y como Johan de La Cosa lo supo, derramóles la olla que estaba en el fuego a cocer aquella carne humana, e riñó con los que entendían en este guisado, afeándolo. Ibidem". Pág, 267 y 268
Para liberar a un pueblo hay que acabar con la tiranía original y promover el autogobierno índigena. No imponer sanguinariamente otra tiranía impuesta por el invasor, donde las costumbres y leyes son las propias que la de los colonizadores. En resumen, la hispanidad no liberó nada ni a nadie, sino que obró (como cualquier imperio) en beneficio propio.
¿Derrotó Hernán Cortés al imperio Azteca? Parece ser que no:
No venció Cortés, sino una coalición indígena, sobre todo de tlaxcaltecas y huexotzincas. Ni fue Cortés el arquitecto de esa alianza, sino la indígena a quien los españoles llamaban doña Marina, la única que dominaba los idiomas precisos. Los españoles se aprovecharon de una victoria a la que prestaron una escasa contribución. Felipe Fernández-Armesto y Bernat Hernández, para La Vanguardia
Los conquistadores "obtuvieron grandes riquezas al conquistar el Imperio azteca, Francisco Pizarro se apoderó en Perú de cantidades de oro y plata aún más desmesuradas" (La Vanguardia), que las obtenidas por Hernán Cortés. El ánimo que llevó a los conquistadores a arriesgar el cuello fue, como siempre ha sido cuando dejamos nuestra tierra natal, el ánimo de lucro: lujos y riquezas. El asunto civilizatorio es algo que se usa en plan exculpatorio. Si imponemos la cultura propia, es más fácil someter a los conquistados. Esta es la tónica común imperialista.
Todos los expertos coinciden en que Cortés y demás conquistadores no fueron unos genocidas, porque en su ánimo no estaba acabar geneticamente con ningún pueblo indígena, por otra parte, es cierto que la conquista de América se realizó con extrema crueldad incluso usando baremos morales de la época:
Masacres, asesinatos, amputaciones de manos y pies, heridas curadas con aceite hirviendo, violaciones… semejantes crímenes parecen sacados de una mente perturbada. Sin embargo esto era el día a día en las batallas que tuvieron lugar durante la conquista de América. Un periodo de nuestra historia que tiende a mitificarse obviando sus pasajes más oscuros. El catedrático de Historia Moderna en la Universidad Autónoma de Barcelona y especialista en Historia Militar, Antonio Espino López, según cuenta a El Confidencial, propone una mirada sin prejuicios de la colonización hispana en su libro La conquista de América: Una revisión crítica (RBA Ediciones). El Confidencial.
La Leyenda Negra contra el imperio español es cierto que existió, pero fue un arma propagandista usada como elemento de guerra. En todas las guerras ha existido la guerra de la propaganda. Según Villacañas la Leyenda Negra:
Fue un arma eficaz en una guerra civil europea. Fanatizó a muchas poblaciones combatientes contra la Monarquía. Comenzó cuando Alba inició su política al frente del Tribunal de los tumultos en 1567, con la muerte de Egmont, el desmantelamiento del partido de Eboli, la prisión del príncipe Carlos, el asunto de Antonio Pérez. Fue también efecto de una lucha interna al Consejo de Estado y entre diversas visiones cortesanas sobre la política a seguir en los Países Bajos. Ya hubo una cierta campaña europea con motivo de los grandes autos de fe de Sevilla y Valladolid de la década anterior. Europa se escandalizó ante la escena en la que el Inquisidor General, en la plaza de Valladolid, pusiera a Felipe II de rodillas y le hiciera jurar el Reglamento del Santo Oficio como ley superior de la monarquía. Eso fue visto en buena parte de Europa como una tiranía intolerable de los frailes, la élite más detestada de la modernidad. Entrevista en El Español
Hoy no existe tal leyenda, porque entre otras cosas, no existe el imperio español y España es un país insignificante entre las potencias económicas mundiales. Lo que si existe es un relato contradictorio al relato construido por el nacionalismo español sobre sus proezas de la hispanidad. Todos los nacionalismos se construyen con gestas reales e inventadas de un pasado glorioso. Pasó con el nazismo en Alemania (la raza Aria), el fascismo en Italia (el imperio romano) y el franquismo en España (los Reyes Católicos).
Durante la II República se celebraba el 12 de octubre el Día de la Raza, una denominación muy desacertada (durante la República también se cometían fallos),..
“El próximo día doce de Octubre, Fiesta de la Raza Española, no ha de pasar desapercibido por nuestro pueblo pese a la honda tragedia desencadenada por los enemigos de la libertad e independencia. Nuestras inquietudes espirituales manifiéstanse cada día con mayor fuerza y nuestroa anhelos de acercamiento y expansión comunicativa en La Literatura, en la Historia, en las Ciencias y en las Artes, en los paises hermanos de América... Decreto 1 de octubre de 1938. Gaceta de la República (antecesor del Boletín Oficial del Estado).
Hoy el día de la Fiesta Nacional se sigue celebrando el 12 de octubre cuando Colón arribó en las costas americanas y dio comienzo a la barbarie colonizadora en busca de riquezas. Porque eso es lo que persigue el ser humano, enriquecerse y cuanto mayor sea esa riqueza mejor, sin importar las consecuencias y/o los daños colaterales. Tanto durante la II República como en tiempos posteriores, se ha camuflado la historia hablando de hermanamiento, cuando eso no fue lo que ocurrió: cualquier cosa menos hermanamiento.
¿Por qué no celebramos la Fiesta Nacional el día en que se escribió el Quijote? No, a los nacionalismos les tira más la sangre. Es una pena que el relato nacional no se escriba en base a sus grandes artistas e intelectuales. El nacionalismo imperante fue el paso previo al fascismo, y parece que seguimos anclados en ese paso. Es trágico pero es así: los Casados, Cantós y Abascales están fomentando un nacionalismo exacerbado, nacionalismo que suele ser el paso previo al racismo supremacista.
Eduardo Galeano en Los hijos de los días:
En 1492, los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo. Y que ese dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol y a la luna y a la tierra y a la lluvia que la moja.
12 DE OCTUBRE, NADA QUE CELEBRAR