En la página web del cura Ángel David Martín Rubio se hacen eco de un libro que trata sobre la represión republicana en las islas Baleares, Menorca 1936...
... Tengo que decir que el libro no es de fácil lectura, no es un libro de historia al uso, son documentos, transcripciones de comparecencias.. tal cual se hicieron, con los comentarios del autor, lo que lo hace que sea denso, pero para mí de gran fiabilidad habida cuenta que va a las fuentes primarias y con detalle, en un tema que ha sido, según mi punto de vista, en buena medida manipulado (...).
Un libro para leer despacio, pues no se trata de literatura, ni tan siquiera de un libro de historia académico, sino del repaso de las fuentes primarias y las conclusiones a partir de ellas, lo que lo hace muy valioso. Recomendable. Mateu Seguí Díaz Leer más...👈
La historia en efecto se escribe con fuentes primarias, pero hay que saber diferenciar información veraz con documentos sesgados y de parte, como fueron los juicios franquistas, los juicios populares y en definitiva la Causa General. Si basamos nuestras tesis en documentos parciales muy mal podremos analizar la historia. Solo los listados de los asesinados nos pueden hacer ver la intensidad de la represión. Por eso a la hora de analizar ambas represiones debemos de cuantificar la represión en ambas retaguardias.
En las islas Baleares la represión republicana fue, efectivamente muy alta, los leales asesinaron a 323 personas. Si contrastamos estos datos con la represión franquista la asimetría es evidente; los fascistas y reaccionarios asesinaron a 2.265 personas. Casi ocho veces más letal fue la represión franquista que la republicana. Solo con estos datos fríos podemos analizar lo costosos efectos de la represión, que desgraciadamente se cebó con los perdedores de la Guerra Civil.
Dice el autor del artículo...
... lo que me hace recordar a Stanley George Payne que comenta en sus libros que la guerra civil en España fue en realidad una situación contrarevolucionaria, que en el caso de Menorca no cuajó (esto es mío).
Guiarse por las elucubraciones de un historiador tan devaluado y poco riguroso como Stanley G. Payne es muy peligroso. La Guerra Civil se produjo porque un golpe de Estado no logró derribar al Gobierno salido de las urnas en 1936, nada que ver con la revolución y la contrarrevolución. Semitriunfó y semifracasó. No triunfó porque el fin de un golpe de Estado es quedarse con el poder integro, pero no fracasó del todo porque media España quedó en poder de los golpistas traidores y facciosos.
Poco a poco durante casi tres años los golpistas fueron haciéndose con el resto de los territorios que quedaron en poder del Gobierno republicano. Por lo tanto no fue exactamente una situación contrarrevolucionaria, aunque el golpe de Estado provocó durante los seis meses primeros un cierto estado revolucionario controlado por las masas obreras, que fue cuando se produjo la mayor parte de los asesinatos en la zona republicana. Revolución que desapareció al formarse el Ejército Popular de la República.
Si como hemos comentado la represión republicana acabó la vida con más de 300 personas, es obvio que el relato debe de ser trágico, pero más trágico fue la represión fascista posterior que fue ocho veces superior. Y nunca debemos olvidar que sin golpe de Estado no hay guerra ni represión que costó la vida de medio millón de españoles.
Si analizamos la Guerra Civil como el producto de dos bandos antagónicos enfrentados por el sectarismo de posturas radicales, estaremos errando el enfoque. Dándole pábulo al mito de las tres Españas, y en definitiva engañando a la gente. Hubo una guerra en España, porque como ha demostrado Viñas recientemente con fuentes primarias, los monárquicos fueron a pactar con Italia armamento de guerra para sublevarse contra el Gobierno republicano. En ese golpe participaron también carlistas y falangistas, y posteriormente fueron apoyados por Hitler. La CEDA de Gil Robles también colaboró con los golpistas. Gil Robles fue a buscar armas a Portugal. La Lliga Regionalista de Cambó también participó en el bando franquista. Josep Pla estuvo espiando a las órdenes de los franquistas.