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Channel: Badajoz y la Guerra (in) Civil
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El obispo Anselmo Polanco no fue un mártir por la fe.

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La prensa de derechas se ha hecho eco de que el nuevo Papa León XIV salió a hablarle a los fieles, una vez que se conoció el nombre del nuevo pontífice, portando en el pecho una cruz con la reliquía de un obispo asesinado en 1939 durante la Guerra Civil. Según El Debate...

... Se trata del beato Anselmo Polanco, también agustino y obispo de Teruel, «mártir de la persecución religiosa en España (1936-1939)», señala la agencia de comunicación del Vaticano. «Es el pastor que dio su vida hasta el final por las almas que le fueron confiadas. 'Mientras quede una sola alma en mi diócesis, me quedaré', afirmó. Y permaneció fiel a su pueblo y al Papa, fusilado por su testimonio de fe y por la fuerza de su palabra evangélica», detalla Vatican News". Leer más...👈

Daña a la vista seguir leyendo que a los religiosos españoles durante la Guerra Civil los perseguían exclusivamente por su fe, y que por tanto la ideología de estos ensontanados no contaba para nada. En la Guerra Civil no hubo persecución religiosa. Fue una guerra ideológica con fines políticos. Todo muy terrenal y nada divino. El obispo Polanco estaba detenido junto a varias decenas de militares, donde se encontraban alemanes e italianos.

 El obispo Polanco había sido capturado en Teruel en 1938, y cuando el Gobierno de la II República se derrumba casi por completo en 1939, en una saca de 42 presos asesinaron al oligarca de la Iglesia Española. Entre los presos asesinados iban también  el teniente coronel José Pérez del Hoyo (jefe de la Guardia civil) y José Coello (jefe de la policía), además de 21 soldados italianos y un alemán. ¿Porqué asesinaron a los militares, por ser creyentes también?

Cuenta Paul Preston...

... Tras la derrota de la batalla del Ebro (...), el grueso de los prisioneros en poder de la república fue evacuado en 23 de enero de 1939 a Gerona (...). Negrín ordenó el traslado de los más importantes a la zona central donde pudieran servir en canjes de prisioneros.  Uno de ellos era el obispo Anselmo Polanco, apresado cuando las fuerzas republicanas tomaron Teruel en enero de 1938. Polanco fue encarcelado en Valencia y poco después llevado a Barcelona, donde permaneció el resto de la guerra, recluido con ciertas comodidades. El holocausto español, Pag. 562

Dice Paul Preston que hasta incluso le permitían "llevar a cabo sus ejercicios espirituales y dar la misa para sus compañeros. Según Prestón, "Franco bloqueó categóricamente los esfuerzos que hizo Prieto con la mediación de Cruz Roja para canjearlo por el hijo de 14 años del general Rojo". Las órdenes de Negrín eran las de proteger a los presos. A los prisioneros con la excusa de trasladarlos al puerto de Roses los asesinaron vilmente. 30 soldados al servicio de comandante Pedro Díaz fueron los encargados de custodiar a los rehenes: "El convoy se detuvo cerca de un barranco en un lugar llamado Can de Tretze, y los prisioneros fueron ejecutados". Los rociaron con gasolina y quemaron sus cuerpos. En 1995 el Vaticano lo beatificó.

El obispo Anselmo Polanco estuvo alineado con las golpistas del 36. Según Preston, el obispo era un "clérigo aústero y pío". Muy amigo de repartir limosna entre los pobres...

... Cuando empezó la Guerra Civil, Polanco se decantó abiertamente por los rebeldes (...). El 31 de julio de 1936, Polanco se refirió en su pastoral "al levantamiento  de nuestro glorioso Ejército Nacional (...).

Denunciaba las propuestas para mediar entre los dos bandos, arguyendo que el fin deseable era la victoria absoluta de Franco (...). Ibidem, Pág 592

Es justo, por otra parte, reconocer que "trató de salvar aunque sin ningún éxito a algunos parroquianos del área proletaria pobre de Teruel, conocida como El Arrabal".  Por lo visto unos falangistas le dijeron: "Como siga viviendo por aquí, a quien vamos a fusilar es a usted".

 Anselmo Polanco presidió "el desfile del Tercio de Sanjurjo por la ciudad con los soldados llevando en las puntas de sus bayonetas, orejas, testículos y otros miembros de un centenar de rojos hechos prisioneros en Benzas y que previamente dejados en pelotas fueron fusilados con ametralladoras en la plaza del pueblo, calificando el hecho como naturales excesos de guerra". En la Guerra Civil la fe y las ideas religiosas poco contaron a la hora de apretat el gatillo. Los crímenes salvajes cometidos por los golpistas distaban mucho de la fe cristiana.

No es posible justificar un crimen por la ideología de la víctima, pero es obvio que Anselmo Polanco era un activista político además de pastor de la palabra de Dios...

... fueran cuales fueran los sentimientos íntimos de Polanco, no llegaron a pesar más que el entusiasmo que mostraba en público por la causa rebelde. Ibidem, Pág.593


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