Quantcast
Channel: Badajoz y la Guerra (in) Civil
Viewing all articles
Browse latest Browse all 3638

De ultracatólico intransigente a creyente humanista

$
0
0
Hace unas semanas que conocí a un joven que me contó un relato demoledor. Es cliente de la sala donde trabajo y suelo verlo de vez en cuando. Le pedí que me preparara un pequeño relato para nuestro blog y así poder ayudar a personas que estén pasando pos su misma situación. Ha accedido amablemente.

Voy a contar esta historia para poder ayudar a los que ahora pasen por la situación que un día me tocó vivir. Tengo 37 años, crecí en el seno de una familia de fuertes sentimientos religiosos. Mi abuelo paterno fue asesinado en Paracuellos y mi padre ha sido toda la vida falangista y gran admirador de José Antonio Primo de Rivera. Mis progenitores se casaron muy jóvenes y tuvieron cuatro hijos (cómo Dios manda, solía decir mi progenitor).

Mi padre es un alto funcionario del Estado, por lo que nuestra situación económica ha sido siempre muy holgada. Todos mis hermanos estudiamos en colegios católicos y los domingos acudíamos juntos a oír misa. En Semana Santa estaba prohibido ver la televisión y escuchar música (cómo con Franco solía decir orgullosamente papá), la verdad es que era una lata pero estábamos acostumbrados, además, ¿qué podíamos hacer? Me mandaron a estudiar a la Universidad de Navarra, una universidad privada fundada por san Jose María Escrivá de Balaguer en 1952. Con estos antecedentes os podéis imaginar mis convicciones morales por donde caminaban: estaba en contra de la homosexualidad, por supuesto, del aborto; pensaba que el mundo al apartarse de Dios caminaba directo al abismo. Mi impresión sobre el feminismo y sobre la igualdad entre el hombre y la mujer estaba muy claro: las logias masónicas y los lobbys homosexualistas estaban detrás de esta nefasta ideología.

Mi vida transcurría normal, o eso creía yo. Tuve relaciones con varias chicas pero no me duraban mucho, cuando emepezábamos a intimar solía retraerme, yo pensaba que lo hacía por mis sentimientos religiosos, incluso estuve tentado de estudiar para ejercer el sacerdocio, mi madre que no era tan católica como mi padre me convenció de lo contrario. Cuando acabé la licenciatura, gracias a la influencias de mi padre encontré trabajo enseguida. En mi nuevo trabajo conocí a bastante gente y ahí empezaron mis problemas. Sentía atracción física por un compañero de trabajo que para colmo era gay. Me estaba volviendo loco, no sabía que pensar. ¿Me habían inoculado el virus de la homosexualidad? Eso era imposible, ¿existía ese virus? No lo he dicho antes, me afilié desde muy joven a las Juventudes del Partido Popular, y allí un amigo íntimo me aconsejó ir a un especialista.

El especialista elegido fue un famoso psiquiatra que el PP llevó al Senado para oponerse al matrimonio gay. Este especialista me dijo que sufría un trastorno de la identidad sexual, que era muy grave y que me impedía vivir en un mundo real, que vivía en una especie de burbuja y no me daba cuenta de mi verdadera situación que me iba a llevar a un abismo sin salida, pero que no me preocupase que el tenía la solución Me afirmó que sería un camino tortuoso pero que con mucho esfuerzo y tesón podríamos conseguirlo. Yo me entregué en cuerpo y alma sin pensármelo dos veces.

No voy a contar por el infierno que pasé porque daría para una novela: me aplicaron electrodos mientras me hacían visionar porno gay; me sobremedicaron. hasta tal punto que empecé a hincharme de manera alarmante. Perdí gran parte de mis ahorros y caí en una profunda depresión, gracias a mi madre pude salir de esta difícil situación. Me llevó a un psiquiatra que me enseñó a aceptarme tal y como soy.

Puse en peligro mi vida por mis sentimientos religiosos, sentimientos que al fin me he dado cuenta de que son de otro siglo. La intransigencia que me inculcaron desde mi más tierna infancia estaba basada en el odio, tardé en darme cuenta, pero al fin puedo decir que estoy libre de ataduras morales.

He dejado de tener fe es ese Dios despótico que aprisiona a sus hijos dentro de una cárcel terrenal. Y he dejado de creer porque mi Dios no es de este mundo y está lleno de amor. El nos ama tal y como somos. Ahora soy feliz tengo pareja y un futuro por el que luchar.

Mi padre cuando se enteró de mis preferencias sexuales y afectivas me repudió y perdí el trabajo que gracias a su nepotismo conseguí. He tardado en volver a trabjar, me tuve que desplazar hasta Badajoz donde he montado un próspero negocio, que me van a disculpar que no hable de él, quiero conservar el anonimato porque todavía existe demasiada homofobia.

Mis padres hace dos años que se separaron, pero no piensen que fue porque mi madre se cansó de tanta intransigencia y de tanto machismo. Los motivos fueron bien distintos. No podía creerme lo que contaba mi madre: sorprendió a papá practicando sexo con su joven secretario 30 años más joven que él. No le guardo rencor porque creo que es esclavo de sus prejuicios. Gente como mi progenitor son los que debieran acudir a los expertos para curarse su homofobia. Les puedo asegurar que se puede curar.

Creo que mi padre representa lo peor de esa España intransigente y totalitaria, además de hipócrita, que intenta imponer su pensamiento y su moral al resto de la sociedad. Hoy he abierto los ojos y me opongo a seguir esas doctrinas del siglo pasado. He renunciado a mi militancia política, no me he vaciado de ideas pero sí he adquirido otras. Ideales para luchar por los que tienen más problemas. No me opongo al aborto, porque a fin de cuentas se seguirá abortando y con las leyes restrictivas abortar será cuestión de dinero. Cómo con Franco (frase que mi padre usaba mucho).

Viewing all articles
Browse latest Browse all 3638

Latest Images

Trending Articles